lunes, 6 de abril de 2015

Parto a la carrera

Hace casi tres semanas que nació Alicia y como al parecer suele ocurrir con los segundos partos, llegó a la carrera en un parto rapídisimo.

Cuando el lunes 16 sobre las 11 de la mañana se rompió la bolsa y no tenía ningún síntoma de parto, empecé a pensar que no iba a tener suerte y que me esperaba un parto largo. Aproximadamente una hora y media después ingresé en el hospital sin contracciones. No parecía que hubiese movimiento, y ante la posibilidad de que al día siguiente me pusieran oxitocina para provocar el parto, una de mis prioridades era andar, pues el movimiento facilita el desarrollo del parto; así que ahí estaba yo: con el camisón del hospital y en zapatillas recorriendo los pasillos de un lado a otro. En el momento, para mi fue lo más normal, ahora semanas después me doy cuenta de que la imagen podía ser un tanto atípica pues por norma general, las mujeres hospitalizadas a punto de dar a luz llevan zapatillas de andar por casa en vez de zapatillas de deporte.



Por mucho que anduve el lunes, me acosté por la noche sin contracciones. A la mañana siguiente, Pablo se fue a llevar a Ariadna a la escuela ya que en principio nada hacía pensar que fuera a dar a luz en las próximas horas. Mi idea era desayunar y calzarme de nuevo las zapatillas, en menos de dos horas si no me ponía de parto, probablemente, por protocolo, me inyectarían oxitocina.

Mientras desayunaba, sobre las 9:30 empecé a notar contracciones, no eran dolorosas pero parecía que cada vez eran más regulares (cada 4 minutos) y progresivamente más intensas ¡bien, parece que nos ponemos en marcha!. A las 10, Pablo aún no había llegado. No pensaba que hubiera prisa pero de todas formas, le digo que no se entretenga mucho. Cuando a las 10:15 me explora la matrona ya estoy con 4cm de dilatación y ¡casi ni me he dado cuenta!. A partir de ese momento, las contracciones empiezan a ser un poco dolorosas y pienso que a pesar de querer evitarla, cuando llegue el momento pediré la epidural. En ese momento llega Pablo y tras una ducha rápida, vuelven a explorarme y ¡ya son 7cm de dilatación!. Esto parece la Fórmula 1: ¡he pasado de 4 a 7cm en 5 minutos!. Rápidamente me llevan de la habitación al paritorio. Sabiendo que ya estaba muy dilatada y ante el temor a lo que viene después pido la epidural, tras examinarme, me dicen que ya no da tiempo. Si tuviera que expresar en una palabra lo que sentí en ese momento sería MIEDO. Miedo al dolor, parir sin epidural me va a doler y no hay alternativa.

Sin embargo, todo fue rapidísimo (menos de 30 minutos) y el dolor que tanto me asustaba he de decir que no fue para tanto. 

Estoy feliz de que todo haya salido bien y haber podido sentir el nacimiento de mi hija.





2 comentarios:

  1. Sin ser un radical de la posición contraria, esto está muy médicalizado y la naturaleza por lo general se maneja bien sola. Lo de llevarse las zapas al hospital tomó nota! Mi mujer no corre pero andaba todos los días 4-5kms. Le fue de cine tbien. Felicidades

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    1. ¡Muchas gracias! Yo también creo que la naturaleza por lo general, funciona mejor sin "ayudas" externas, pero también soy consciente del miedo al dolor. Después de un primer parto con epidural, mi idea esta vez era resistir, pero como ya he dicho tuve miedo al sufrimiento.
      Cada parto es diferente, si supieras de antemano que las contracciones dolorosas van a durar una hora creo que muchas optaríamos por dar a luz sin epidural.
      Firmo otro parto así, y sin ¡¡epidural!!

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